domingo, 14 de diciembre de 2008

Hannukah y Menorah

Qué lejos debieron de parecer los tiempos de Alejandro Magno cuándo Antíoco IV ascendió al poder en Siria. Alejandro siempre fue respetuoso con las tradiciones y ritos religiosos de los pueblos conquistados, permitió la circuncisión y el resto de prácticas religiosas, e incluso realizó algún sacrificio en el Gran Templo de Jerusalem.

Antíoco Epífanes reclamó para sí Celesiria, invadiendo Egipto y logrando conquistar la práctica totalidad del país (sin embargo no logró capturar Alejandría). Muy a su pesar, tuvo que restituir a Ptolomeo en el trono de Egipto para no enfrentarse con Roma.

Poco después invadió Chipre (en el 168 a.C). Pero Roma le forzó a abandonar tanto Chipre como Egipto. A partir de ese momento, el belicoso Antíoco IV, se fijó un nuevo objetivo: Jerusalem.

Una vez conquistada Judea, Antíoco se propuso acabar con la religión judía. Incluso subastó al mejor postor el puesto de Sumo Sacerdote del Templo. Se suprimieron los ritos judíos, la circuncisión y la celebración del Shabbath. Se saqueó el Templo y se puso en él una estatua de Zeus. La adoración a Zeus fue obligatoria, bajo pena de muerte.

Ante tales afrentas contra su fe, un sacerdote judío Matitiahu y sus hijos, los Macabeos, se levantaron contra el poder de Antíoco. Huyeron a las montañas, en dónde se agruparon y organizaron. A pesar de su inferioridad numérica, lograron derrotar al ejército invasor y reinstaurar los ritos del templo.

Uno de los ritos más importantes que se llevaban a cabo era el encendido del Gran Candelabro o Menorah. Para que se mantuviera encendido se utilizaba un aceite previamente purificado. Sin embargo, cuándo llegaron al Templo, sólo quedaba aceite para un día. Siendo conscientes de que al menos se tardaría una semana en purificar aceite para el templo, decicieron encender de todas formas la Menorah.

A pesar de sólo quedar aceite para una jornada, la Menorah se mantuvo encendida durante ocho días completos. A partir de ese momento, el pueblo de Israel, conmemora aquel suceso en la fiesta del Hannukah o fiesta de las luces. Durante ocho días se van encendiendo día a día cada una de las velas de la Menorah. Así mismo los niños juegan con una perinola de 4 caras, en cada cara aparece una letra en representación de la frase "Nes gadol haia sham" (un gran milagro ocurrió aquí).

domingo, 7 de diciembre de 2008

Bariones, leptones y materia oscura

En anteriores entradas al blog he estado hablando de luz, o de rayos X y otras radiaciones. Esto me ha llevado a escribir una entrada con algo totalmente opuesto, la materia oscura, aquella que ni refleja ni emite radiociones electromagnéticas suficientes como para ser detectadas.

Para comprender la materia ocura es necesario profundizar un poco más en la estructura del átomo y para ello empezaré con un par de definiciones: leptón y barión.

Un leptón es una partícula subatómica que no experimenta una interacción fuerte. Los electrones, de hecho, son un tipo específico de leptones.

Un barión engloba cualquier partícula subatómica que participa en interacciones fuertes. Los neutrones y los protones son tipos específicos de bariones, que al estar sometidos a interacciones fuertes conforman el núcleo del átomo.

La composición real de la materia oscura es desconocida, pero si es cierto que tiene bastante más masa que los elementos visibles del universo. Para medir esta cantidad de masa, se hace referencia a los bariones (englobando bajo el mismo término a los bariores propiamiente dichos y a los leptones). Actualmente se considera que la densidad de bariones y la radiación es de un átomo de hidrógeno por metro cúbico de espacio.

La cantidad total de materia bariónica en el universo es un parámetro conocido, ya que éste determina la composición de la materia primordial originada en el Big Bang (75% hidrógeno, 25% helio). Entre el 1 y el 2% de materia del universo es del tipo bariónico, ¿entonces qué ocurre con el resto de materia? ¿Qué porcentaje de la materia del universo es materia oscura?

Sólo aproximadamente el 5% de la densidad de energía total en el Universo (inferido de los efectos gravitacionales) se puede observar directamente. Se piensa que entorno al 23% está compuesto de materia oscura. El 72% restante se piensa que consiste de energía oscura, un componente incluso más extraño, distribuido difusamente en el espacio.

Todas las estrellas, galaxias y gas observable forman menos de la mitad de los bariones que se supone debería haber y se cree que toda esta materia puede estar distribuida en filamentos gaseosos de baja densidad formando una red por todo el universo y en cuyos nodos se encuentran los diversos cúmulos de galaxias.

Recientemente la NASA ha realizado el primer mapa tridimensional de la materia oscura de una región determinada del espacio. En el siguiente vídeo podéis ver el papel que el telescopio Hubble ha tenido en estas investigaciones. También se menciona de forma específica las desviaciones que la materia oscura provoca en la trayectoria de algunas estrellas de galaxias espirales, contradicioniendo el modelo de Kepler.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Aceleradores de partículas: El Ciclotrón

Un ciclotrón es un tipo especial de acelerador de partículas, que mediante campos electromagnéticos oscilantes actúa sobre partículas de un átomo haciendo que recorran una determinada órbita con movimiento acelerado para conseguir que alcancen una gran velocidad. Estas partículas aceleradas se utilizan para bombardear a otros átomos.

La mayoría de los actuales aceleradores de partículas de alta energía descienden del primer ciclotrón de protones de 1 MeV construido por Lawrence E. O. y Livingstone M. S. en Berkeley (California).

El ciclotrón consta de dos placas semicirculares huecas, que se montan con sus bordes diametrales adyacentes dentro de un campo magnético uniforme que es normal al plano de las placas y se hace el vacío. A dichas placas se le aplican oscilaciones de alta frecuencia que producen un campo eléctrico oscilante en la región diametral entre ambas.

Como consecuencia, durante un semiciclo el campo eléctrico acelera los iones, formados en la región diametral, hacia el interior de uno de los electrodos, llamados 'Ds', donde se les obliga a recorrer una trayectoria circular mediante un campo magnético y finalmente, aparecerán de nuevo en la región intermedia.

Una partícula cargada que se mueve en un campo magnético constante, describe una trayectoria semicircular.

El campo magnético se ajusta de modo que el tiempo que se necesita para recorrer la trayectoria semicircular dentro del electrodo sea igual al semiperiodo de las oscilaciones. En consecuencia, cuando los iones vuelven a la región intermedia, el campo eléctrico habrá invertido su sentido y los iones recibirán entonces un segundo aumento de la velocidad al pasar al interior de la otra 'D'.

Como los radios de las trayectorias son proporcionales a las velocidades de los iones, el tiempo que se necesita para el recorrido de una trayectoria semicircular es independiente de sus velocidades. Por consiguiente, si los iones emplean exactamente medio ciclo P1/2 en una primera semicircunferencia, se comportarán de modo análogo en todas las sucesivas y, por tanto, se moverán en espiral y en resonancia con el campo oscilante hasta que alcancen la periferia del aparato.

Su energía cinética final, será tantas veces mayor que la que corresponde al voltaje aplicado a los electrodos multiplicado por el número de veces que el ión ha pasado por la región intermedia entre las 'Ds'.

El ión es acelerado por el campo eléctrico existente entre las D's. Incrementa su energía cinética en una cantidad igual al producto de su carga por la diferencia de potencial existente entre las D's.

Cuando el ión completa una semicircunferencia en el tiempo constante P1/2, se invierte la polaridad por lo que es nuevamente acelerado por el campo existente en la región intermedia. De nuevo, incrementa su energía cinética en una cantidad igual al producto de su carga por la diferencia de potencial existente entre las D's.

La energía final del ión es proporcional al número de veces que pasa por la región entre las D's.

El ciclotrón puede producir elementos radioactivos de forma artificial. Dicho elemento recibe el nombre de Curio, y se obtiene sometiendo al plutonio a una corriente de iones de helio de alta energía dentro de un ciclotrón. El símbolo del Curio es Cm, y su número atómico, 96. El curio corresponde a 3,7 x 1.010 desintegraciones atómicas por segundo.

En medicina los ciclotrones se utilizarán para realizar tomografías por emisión de positrones, se trat de una técnica no invasiva de diagnóstico e investigación por imagen capaz de medir la actividad metabólica de los diferentes tejidos del cuerpo humano, especialmente del sistema nervioso central. Al igual que el resto de técnicas diagnósticas en Medicina Nuclear, la TEP se basa en detectar y analizar la distribución que adopta en el interior del cuerpo un radioisótopo administrado a través de una inyección.

Como resultado de la destrucción de un positrón se obtienen radiaciones gamma, que pueden medirse.

Existen varios radioisótopos emisores de positrones de utilidad médica. El más importante de ellos es el Flúor-18, capaz de unirse a la glucosa para obtener el trazador 18-Flúor-Desoxi-Glucosa (18FDG). Es decir, se obtiene glucosa detectable mediante la emisión de señal radiactiva.

También se utilizan el Nitrógeno-13, Carbono-11 y Oxígeno-15, aunque la permanencia de estos isótopos es mucho menor que la del Flúor-18 (unos 110 minutos).

La posibilidad de poder identificar, localizar y cuantificar el consumo de glucosa por las diferentes células del organismo, ofrece un arma de capital importancia al diagnostico médico, puesto que muestra qué áreas del cuerpo tienen un metabolismo glucídico elevado. Un elevado consumo de glucosa es, precisamente, la característica primordial de los tejidos neoplásicos.

La TEP, por tanto, permite localizar los focos de crecimiento celular anormal en todo el organismo, en un solo estudio e independientemente de la localización anatómica donde asiente la neoplasia (primaria o metastásica), ya que la TEP no evalúa la morfología de los tejidos, sino su metabolismo.